Nombre original: El 47
Duración: 110 min
Dirección: Marcel Barrena
Guión: Marcel Barrena, Alberto Marini
Reparto: Eduar Fernández, Clara Segura, David Verdaguer, Zoe Bonafonte, Salva Reina… y como figurantes vecinos del barrio de Torre Baró (Desideria, Salustiano…). Muchos de ellos fueron testigos directos del desafío llevado a cabo por Vital como ejemplo de lucha y dignidad de un barrio unido.
“Mi nombre es Manolo Vital y vivo en el barrio de Torre Baró, barrio que hemos construido con nuestras manos”. Así empieza la película “El 47”, historia que cuenta el movimiento vecinal que en el año 1978 transformó Barcelona y cambió la imagen de sus suburbios .
Desde los años 50 la historia de Torre Baró se repetía en los extrarradios de otras grandes ciudades españolas, historias protagonizadas por personas que emigraban desde otras regiones de España buscando un futuro mejor lejos de sus hogares. En los años 70 estos barrios seguían sin tener agua corriente, electricidad, ni otros servicios básicos.
Manolo Vital conductor en Barcelona de la linea 47, con el apoyo de las vecinas y vecinos, desmontaron lo que el Ayuntamiento se empeñaba en repetir: “los autobuses no podían subir las cuestas del distrito de Torre Baró.
Otra historia de reivindicaciones la encontramos en Madrid (barrio del Pilar) en la década de los 70. El vecindario se manifestó en diversas ocasiones para hacer evidente el incumplimiento de la constructora y la falta de actuación de la administración ante la ausencia de equipamientos sanitarios, educativos, culturales, recreativos…
“La Vaguada es nuestra” es el lema que acompañó las reclamaciones de la “Vaguada de la Veguilla” como espacio donde ubicar los equipamientos de los que el barrio carecía. La mayor parte de este espacio fue ocupado por un gran Centro Comercial, un teatro (actualmente abandonado), un parque y el cierre de la M30.
El 47 es una película que emociona y que nos pone frente a realidades que se dan en nuestra sociedad:
- Ahora los que llegan a nuestras ciudades vienen de lejos, pero sus deseos son los mismos que tenían nuestros mayores en aquellos años.
- Los extrarradios de las grandes ciudades, en algunas ocasiones, siguen teniendo las mismas carencias que las que existían entonces.
Pero nuestra memoria es frágil y actualmente la emigración, en una sociedad que tuvo que emigrar en busca de unas mejores condiciones de vida, se convierte en el problema que más le preocupa al mismo tiempo que se demuestra incapaz de darle soluciones dignas.
Nos falta la fuerza, la solidaridad y el empuje de nuestros antepasados, no tan lejanos, que con su compromiso y empeño hicieron posible el cambio.